14/04/2019 - FUENTE: INFOGEI DURA HOMILIA: Domingo de Ramos: “Con la cruz no se negocia, se abraza o se rechaza”, dijo el PapaEl papa Francisco presidió este domingo 14 de abril, la celebración eucarística del Domingo de Ramos y de la Pasión del Señor, fecha en la que también se celebra la XXXIV Jornada Mundial de la Juventud. En su homilía, llena de metáforas y simbolismos, el Santo Padre pidió “acompañar con fe a nuestro Salvador en su camino y tener siempre presente la gran enseñanza de su Pasión como modelo de vida y de victoria contra el espíritu del mal”. LEER MÁS ... El pontífice rememoró la entrada de Jesús de Nazaret en Jerusalén y explicó que ante las “aclamaciones” de los “gritos de fiesta” y luego, del “ensañamiento feroz”, él escogió la “humillación”. Ante los ataques hay que callar, un callar manso y no rencoroso. “Humildad no significa negar la realidad”, sostuvo. “Con la cruz no se puede negociar, o se abraza o se rechaza. Y con su humillación, Jesús quiso abrirnos el camino de la fe y precedernos en él”, afirmó ante la plaza de San Pedro, donde 40.000 fieles y peregrinos presentes acogían sus palabras. Una paz que no es pasividad Jesús lucha contra la seducción de la autosuficiencia: “en toda su misión, pasó por la tentación de “hacer su trabajo” decidiendo él el modo y desligándose de la obediencia al Padre. Desde el comienzo, en la lucha de los cuarenta días en el desierto, hasta el final en la Pasión, Jesús rechaza esta tentación mediante la confianza obediente en el Padre”. El camino de la humildad “El triunfalismo, explicó, trata de llegar a la meta mediante atajos, compromisos falsos. Busca subirse al carro del ganador. El triunfalismo vive de gestos y palabras que, sin embargo, no han pasado por el crisol de la cruz; se alimenta de la comparación con los demás, juzgándolos siempre como peores, con defectos, fracasados… Una forma sutil de triunfalismo es la mundanidad espiritual, que es el mayor peligro, la tentación más pérfida que amenaza a la Iglesia (De Lubac). Jesús destruyó el triunfalismo con su Pasión”. “Vence también a la tentación de responder, de ser “mediático”. En los momentos de oscuridad y de gran tribulación hay que callar, tener el valor de callar, siempre que sea un callar manso y no rencoroso”. Precisamente, el Papa ha otorgado este año de gran dificultad para la iglesia por los escándalos de abusos sexuales, de poder y de conciencia un gran peso al significado del silencio y a no responder a los ataques de quienes quieren ser enemigos. La guerra es entre Dios y el Príncipe de este mundo “Y mientras esperamos que el Señor venga y calme la tormenta, con nuestro silencioso testimonio en oración, nos damos a nosotros mismos y a los demás, razón de nuestra esperanza. Esto nos ayudará a vivir en la santa tensión entre la memoria de las promesas, la realidad del ensañamiento presente en la cruz y la esperanza de la resurrección”, sostuvo. |
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