El dato sorprende considerando el terreno pedregoso que enfrenta el país. Con caídas del producto bruto interno (PBI) del 1,6% en 2023 y del 2,8% en 2024, Argentina rompería su racha negativa y recuperaría un ritmo de expansión sostenido, algo no visto desde el bienio post-pandemia de 2021-2022.

El contexto global no es del todo alentador. La economía mundial crecerá un promedio del 3,3% en 2025, según el FMI, mientras los países desarrollados apenas rozarán el 1,9%. En contraste, los mercados emergentes alcanzarán un 4,2%, siendo la Argentina uno de los casos más destacados. "Es uno de los casos más impresionantes de la historia reciente", afirmó Kristalina Georgieva, directora Gerenta del FMI, en referencia a la recuperación proyectada.

¿Qué factores respaldan este optimismo? El informe señala que el repunte argentino se apoyaría en una combinación de superávit externo —previsto en más de 5.000 millones de dólares en 2024 gracias a la balanza energética—, una reactivación en sectores como hidrocarburos, minería y agroindustria, y una esperada mejora en el consumo interno tras el desplome del año anterior.

El gobierno de Javier Milei parece decidido a capitalizar esta proyección como un voto de confianza internacional hacia su modelo económico.