El incidente ocurrió en San Clemente del Tuyú, cuando Daniela Mamousse, una turista de Luján que vacacionaba con su familia en diciembre de 2024, divisó al animal en la playa.

“Vimos que tenía una tanza enredada en el cuello, provocándole una herida profunda que llegaba hasta una de sus aletas. Aunque estaba lastimado, se movía con ánimo”, relató Mamousse, quien contactó rápidamente al centro de rescate de la fundación.

Mientras esperaban al equipo, permanecieron junto al animal para protegerlo. "Vinieron rápido y me impresionó la rapidez y profesionalismo con los que actuaron", agregó.

El lobo marino, de la especie Dos Pelos Sudamericano (Arctocephalus australis), ingresó al centro el 21 de diciembre de 2024. Allí se le realizó un examen clínico, se retiró la tanza y se inició un tratamiento intensivo que incluyó hidratación, un plan nutricional, antibióticos para evitar infecciones, analgésicos para el dolor y limpiezas constantes de la herida.

Según Juana Caferri, médica veterinaria de la fundación, “la herida era profunda, afectando músculos y circundando todo el cuello hasta el hombro derecho, pero afortunadamente, sus parámetros sanguíneos eran normales”.

Tras casi un mes de tratamiento, el lobo marino completó satisfactoriamente el proceso de cicatrización, con comportamiento y alimentación normales.

Finalmente, el pasado miércoles, fue liberado de vuelta al mar, culminando un rescate que destacó tanto la importancia de la intervención humana como los cuidados especializados para salvar a animales marinos en peligro.