27/01/2025 - CULTURA “ASÍ HA DE SER LA AUSENCIA”, POEMAS DE MARINÉS SCELTA: LA NATURALEZA CONVOCADA A SUTURAR LOS BORDES DE LA HERIDAEl sello ecuatoriano El Ángel Editor publicó el cuarto poemario de la autora argentina Marinés Scelta, título que recibió la mención honorífica del Primer Premio Internacional “Ana María Iza”. Definido como un libro de gran intensidad que “logra, por medio de un lenguaje íntimo, a la vez que directo, convertir la ausencia devenida de un duelo en bellas imágenes que dialogan con los elementos de la naturaleza, la memoria familiar y la muerte”, por el jurado que le otorgó el referido reconocimiento, Así ha de ser la ausencia (El Ángel Editor, Ecuador, 2023) se divide en dos secciones: Parte del fuego y Parte de la sangre. Treinta y una piezas conforman el volumen, caracterizado por un discurso luminoso y que no necesita de fulgores artificiales para llegar con suma intensidad a la sensibilidad y el intelecto del lector. ...LEER MÁS .... Una feliz amalgama conceptual y emocional se conjuga en sus páginas para lograr transmitir el universo propio de la autora mendocina, sacudido por la desaparición física de lo querido, pero capaz de emprender la búsqueda empeñosa del esplendor de lo viviente a fin de restañar ese vacío interior y contrarrestar la ausencia. Desde el punto de vista exclusivamente estético, lo que le sucede en la realidad al creador carece de importancia -por cruel que suene esto para muchos- si no genera la obra de arte escrito que se espera encontrar en un poemario. Más allá de la identificación que pueda el texto producir en aquellos que atraviesan por similares circunstancias, sobran los ejemplos de intentos fallidos de crear poesía a partir de vivencias, por más penosas y extremas que estas sean. No es el caso de Así ha de ser la ausencia, de Marinés Scelta, donde objetivamente se aprecia un trabajo con el lenguaje y la presencia de una potente inteligencia poética detrás del empleo de los recursos estilísticos. Esta resulta muy capaz de partir de lo luctuoso hacia la belleza y, en un audaz viaje de ida y vuelta entre ambos campos, situarnos en el medio de asociaciones de ideas y sensaciones táctiles, auditivas y visuales que muestran y demuestran que lo Real inapresable se trata de un todo donde la muerte -a pesar de su tremendo peso específico- es un elemento más, sino neutralizado, sí compensado por aquellos que componen su Otredad. Poesía no urbana, donde la naturaleza evocada y convocada por la autora sutura los bordes de la herida, sin dejar de advertir constantemente qué honda es su profundidad, pero también su condición de brecha que conduce hacia lo medular, lo intrínseco y esencial, aunque ello sea por la “vía dolorosa” reservada a lo particular. Imagen Marinés Scelta nació en Mendoza, Argentina, en 1984. Es profesora de Lengua y Literatura y tallerista en “La raíz en la roca” y “Caja de herramientas”, este, junto a Victoria Urquiza. Forma parte del colectivo literario y feminista Write like a girl, cuyo objetivo es investigar y difundir la literatura, hecha por mujeres y disidencias, y la creación colectiva. Participa, además, en el programa radial Restos Diurnos (UTN Córdoba), con la columna Los ritos, sobre poesía contemporánea. Recibió en 2022 la Mención de Honor del Premio “Ana María Iza” (Encuentro Paralelo Cero, Ecuador). Ha publicado con anterioridad: Saber lo que se pierde (2016); Y yo que me creía tan libre (2020) y Otros territorios posibles (2021). (De 'Parte del fuego') Hemos perdido la cuenta de los días que pasaron solo puede haber fiestas ahora en la complicidad de mirarse y entender que resistimos otro año más
ubicamos en la mesa cada vez menos lugares los cubiertos a la derecha en tu lugar las fuentes y su preparación
todavía podemos creer en resurrecciones, repetimos
no nos gustan los días de lluvia pero deseamos que esa frescura pueda mojarlo todo correr con los pies descalzos fuera entre los charcos como en tu infancia detrás de los perros buscando algo por si algo hubiera que alcanzar
en una vaquita de San Antonio que se posa alguien presagia el diluvio días encerrados en la vista de lo que fuiste la única casa capaz de cobijarnos. Una ciénaga corta el camino que lleva hasta la casa van a necesitarse meses para que drene el agua podría cambiar para siempre el paisaje que conocimos ¿veríamos en la catástrofe la esperanza de una laguna? ¿es así como el desastre termina por transformarnos?
ahora todo ha quedado dividido en dos lugares la tierra y el cielo incisiones en el cuerpo como horizontes una flecha cruzando el aire o la carne somos el ocaso que se hace cada vez más corto
un aguaribay tapa tan pronto con su follaje la luz de abril el abuelo asegura que sus raíces crecen debajo de la casa yo pienso en lo que se extiende dentro otra raíz que avanza por los rincones de otra edificación y estremece.
(De 'Parte de la sangre') Juega en esa pendiente el destino mientras miro hacia abajo tengo el vértigo en el pecho o el amor cualquiera de los dos puede cortarme con un solo movimiento la garganta
es temprano pero qué puede importar amanece antes en el cobijo del anhelo abrimos los ojos al filo de la primera luz es de neón como entonces pero quema con la misma intensidad
la cama del hospital es una barca para atravesar el ancho del océano llovió y el diluvio dentro hizo que fuera posible tiramos a sus aguas una botella en la suerte de lo que vendría un mensaje para el cesto de vendas a la basura huelo el remedio el metal en el extremo del gusto
escampó y fue en vano esperar que pudiera atar amarras en sueños abracé por última vez el resplandor que entró como una sentencia por la puerta que alguien más se decidió a entreabrir. |
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