04/02/2025 - POLÍTICA
DERECHOS INDIVIDUALES Y ECONOMÍA: ¿DOS AGENDAS DISTINTAS?

Atravesado por la inverosímil coyuntura de confirmar a diario el carácter oficial, el resto del crucigrama político busca a tientas recuperar cierto orden conceptual. Es un esfuerzo encomiable pero espasmódico, que tropieza con un par de problemas nítidos y recurrentes, no adjudicables a un único sector. Están entrelazados. Uno, la clausura de los debates apenas se vislumbra la posibilidad de una cómoda dicotomía, a veces forzada. ...LEER MÁS ....




Otro, la reducción de las posiciones a su personificación en referentes que las asumen o a quienes se les adjudican. Detrás llegan la adhesión o el rechazo. Al interior del campo popular se despliegan caracterizaciones de fachos y liberales. Cuánto sumen o cuánto resten es muy relevante, pero más aún lo es el acierto en que se sustenten. Finalmente, táctica y estrategia no son -por definición- términos excluyentes.


El cierre de enero y el despuntar de febrero estuvieron marcados por las multitudinarias concentraciones que poblaron las calles de un número creciente de ciudades y pueblos para expresar el orgullo de las diversidades y un límite a los discursos de odio del presidente Javier Milei, aquel que -si de contradicciones se habla- definía al liberalismo por el respeto irrestricto al proyecto de vida del otro.


Guillermo Moreno había anticipado que no concurriría, porque entendía a la Marcha como una expresión del “progresismo” que diferencia del peronismo. A la asimilación de uno con otro adjudicó el fracaso del gobierno de Alberto Fernández. En ese sentido, marcó que la agenda peronista debe ser la económica.


La pregunta inicial es si el indudable fracaso del último gobierno obedeció a no tener agenda en la materia, algo imposible, o a seguir con decisión una equivocada. El interrogante complementario podría ser si de ese equívoco (o aún, de esa carencia) tiene responsabilidad la agenda de derechos individuales. No parecen ser aspectos excluyentes.


El peronismo original y el del kirchnerismo, del que Moreno participó, tienen historia en cuanto a ampliar derechos individuales. No pocas veces esas decisiones fueron causas o efectos de los enconos dedicados por los sectores más conservadores de la sociedad, institucionalizados o no. La Argentina de la primera mitad de la década del ’50, cuando se implementó el voto femenino y la posibilidad del divorcio, no debía ser mucho menos machista que la de hoy. Tampoco lo sería la de 2010, cuando con Cristina Fernández se aprobó el matrimonio igualitario.


La diferencia de ambos periodos históricos con la experiencia de Alberto Fernández no es que bajo aquellas presidencias no se hubieran seguido agendas de derechos por fuera de la concepción económica, sino que ambos tipos de demandas fueron articuladas para integrar una identidad política coherente y representativa. De hecho, el peronismo mismo surge de la revolución de junio de 1943, que no tuvo como principal objetivo la redistribución de la riqueza, sino la interrupción del fraude electoral característico de la década previa.


El rechazo, sin más, de las demandas relativas a derechos individuales -en el perdido sentido conceptual estricto, liberales- puede acarrear errores tanto tácticos como estratégicos, sobre la base de una confusión análoga a suponer que tales derechos pueden sostenerse sin discutir matrices económicas y sesgos de clase.


La búsqueda identitaria es interesante, dada la dilución y los extravíos que nos llevaron a Milei. Pero el siguiente paso debería ser discutir para alumbrar algún tipo de claridad conceptual. Por ejemplo, si es posible que el peronismo omita escuchar lo que dicen las calles, o pueda considerar que las muchedumbres movilizadas se equivocan.


¿Qué respuesta dar a esas demandas, luchas y sectores, de existencia y vigor innegables?


En el más urgente e inmediato nivel táctico, acaso se trate de dilucidar si lo recomendable es perder fuerzas dispuestas a luchar, por enarbolar o custodiar una identidad política que la historia -por otra parte- no corrobora.


 


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