El comerciante, identificado como Cristian Velázquez, fue víctima de cuatro robos, al tiempo que en el último se defendió con gas pimienta tras ser atacado a balazos por un grupo de delincuentes, aunque no resultó herido.


Velázquez afirmó al periódico local en aquella ocasión: 'Sentí que me podían haber matado. Me salvaron los paquetes de chicles'.


En este contexto, el damnificado sostuvo que los vecinos 'se acostumbraban a que pasen los robos a cada rato' y añadió que 'se sienten solos': 'No hay seguridad'.