01/05/2025 - CULTURA (ESPECTÁCULO) FUENTE: HUMANIDAD.COM.AR
EL LEGADO DE OESTERHELD EN LA HISTORIETA ARGENTINA

La serie más esperada por streaming en la Argentina, El Eternauta, se estrena hoy, con Ricardo Darín como Juan Salvo. La revista Rolling Stone, desarrolla el legado de su creador, Héctor Germán Oesterheld. Maté a no menos de cien mil tipos”, decía en broma Héctor Germán Oesterheld en 1974, en una entrevista con la revista Siete Días. Por entonces sus historietas westerns, bélicas, de aventuras y ciencia ficción eran leídas a lo ancho y largo de todo el país. Entre sus títulos más famosos, se pueden destacar Ticonderoga, Sargento Kirk, Ernie Pike, Sherlock Time, Mort Cinder, Rolo, el marciano adoptivo, Bull Rockett y, obviamente, las diferentes versiones de su obra maestra: El Eternauta. ....LEER MÁS ....


Aunque la historieta argentina ya tenía un peso e identidad propios, la aparición de Oesterheld fue decisiva para sumarle un carácter más maduro y profundo. Junto a su hermano Jorge fundó en 1957 la editorial Frontera, hogar de muchos de sus títulos más leídos y recordados, publicados en la revista homónima y en Hora Cero, ambas mensuales.


Como eran los únicos guionistas en la editorial, firmaban muchas obras con seudónimo: Jorge, como Jorge Mora; Héctor, como H. Sturgiss C. De la Vega. En cuanto a la ilustración, Frontera tuvo un extenso dream team con nombres como Hugo Pratt, Arturo del Castillo, Carlos Cruz, Alberto Breccia, Alfredo Moliterni y Francisco Solano López.


En el caso particular de Oesterheld, sus historias se caracterizaron por cierta grandilocuencia, de vuelo literario, pero con un lenguaje cercano al del lector. Dejó en claro que las historietas no eran un entretenimiento necesariamente para niños, sino un arte que podía ser disfrutado también por jóvenes y adultos: no por nada, las tapas de Hora Cero incluían la leyenda: “Historietas para mayores de 14 años”.







«El único villano es la guerra»


«Mis cien personajes y yo», se tituló una entrevista al creador de «El eternauta». Germán Oesterheld «desapareció» en 1977 y fue asesinado por la dictadura un año después.






Cuando surgió Frontera, el guionista ya tenía un camino transitado. Andrés Accorsi, editor de Comiqueando y referente de la historieta en Argentina, divide la carrera de Oesterheld en cuatro etapas: “Los inicios, hasta la creación de Frontera. Segunda, el momento de auge, en la segunda mitad de los años cincuenta. Tercera, la deriva, cuando decae fuerte Frontera y él empieza a agarrar todo tipo de trabajos, desde historietas para revistas femeninas, Gente, etcétera, hasta el momento en que se va a trabajar a Chile. Y la cuarta, la militancia política, que se inicia a fines de los sesenta (probablemente con la publicación de La vida del Che) y termina con su desaparición”.


En el primer número de Hora Cero, publicado el 4 de septiembre de 1957, sale El Eternauta, ilustrada por Solano López. En ella Juan Salvo y un grupo de amigos se ven envueltos en una nevada mortal, preámbulo a una demencial invasión extraterrestre. Aunque ya había historias ambientadas en la Argentina, como Las aventuras de Carlos Norton, de 1935, El Eternauta logró una familiaridad mayor con el público: las aventuras podían sucedernos a nosotros, no eran monopolio de los Estados Unidos.


El ilustrador y guionista Salvador Sanz explica: “Leer a Oesterheld me impactó mucho por la cercanía. Me impactó que hablara de la glorieta de Barrancas de Belgrano, que aún está, donde el Mano dirige a los hombres robot; la cancha de River; el chalet de Vicente López. Lo que más me flashea es toda esa caminata que desemboca en el Congreso. Todas esas imágenes me impactaron mucho de chico porque eran cosas que yo reconocía”.


La influencia de una geografía y una arquitectura familiares se refleja en otras obras de Oesterheld, como el cómic de horror Legión, que muestra escenarios típicos de la ciudad como el Abasto y el Planetario.


Aunque Hora Cero llegó a tirar noventa mil ejemplares, Frontera quebró en 1961. Accorsi explica: “El proyecto de la editorial dejó en evidencia que Oesterheld era mucho mejor guionista que editor. Como editor, cometió errores muy básicos, que le costaron caro, y que le hicieron perder el afecto de varios colaboradores cercanos. Si en vez de mirar la trastienda de la editorial nos concentramos en la calidad de la producción, vamos a encontrar una cantidad de series y unitarios muy destacados, a un nivel poco frecuente en las historietas apuntadas al público juvenil en los cincuenta. En ese sentido, Frontera es aún hoy un faro. En el aspecto empresarial no, para nada”.




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Hacia mediados de los setenta Oesterheld militaba en Montoneros, organización que contaba con dos publicaciones: el diario Noticias y la revista El Descamisado. En el primero publicó La guerra de los Antares, tira que en 1970 había tenido una versión ilustrada por León Napoo; esta segunda fue ilustrada por Gustavo Trigo. En El Descamisado publicó Latinoamérica y el imperialismo, 450 años de guerra.


Hacia 1975 la dupla de Oesterheld y Solano López publicó la continuación de las aventuras de Juan Salvo, esta vez con una impronta política mucho más marcada. Fernanda Nicolini, periodista y coautora de Los Oesterheld, libro que retrata el carácter militante de la familia, sostiene: “Creo que el propio Héctor le dio un sentido político a El Eternauta de un modo retrospectivo: él contaba que, cuando lo empezó a escribir en 1957, pensó en una suerte de Robinson Crusoe; se imaginó cómo sería quedarse aislado en una casa frente a una amenaza extraterrestre. Si bien era un tipo muy formado, al que le interesaba la realidad política, el disparador fue la fascinación por la aventura. Esto lo suele repetir Juan Sasturain cuando le preguntan por el carácter premonitorio de El Eternauta: ese sentido se lo damos nosotros. Lo interesante es que el propio Héctor hizo esta lectura de su propia obra, porque cuando El Eternauta se reedita como libro, en 1975 por el sello Record (que es el formato que conocemos ahora), le agrega ese famoso epígrafe: ‘El único héroe válido es el héroe colectivo, nunca el héroe individual’. Y al poco tiempo empieza a publicar la segunda parte de El Eternauta que, sí, es completamente política. Está escrita por un autor militante”.


Es innegable que la versión original de El Eternauta tiene un aura universal, es una historia que puede convocar a lectores de cualquier parte del mundo, sin necesidad de estar interiorizados con el contexto argentino. No es casualidad que haya sido traducido al inglés y hasta el mandarín. Salvador Sanz sostiene la universalidad de la obra: “El Eternauta es un drama humano con ciencia ficción, con mucha aventura, es una historia increíblemente contada. Me cuesta ponerle una lectura política a El Eternauta I. Es una historia de supervivencia frente a un peligro desconocido, con personajes muy entrañables”.


Ricardo Siri, conocido artísticamente como Liniers – e ilustrador de la tapa de la última edición de Rolling Stone -, dio clases sobre historieta latinoamericana en la Universidad de Dartmouth, en New Hampshire. “Te das cuenta de que Argentina tiene un impacto muy grande, con dos patas fuertes: El Eternauta y Mafalda. A los alumnos lo que más les interesaba era la relación con la política, sobre todo la versión de Breccia, en los sesenta, más relacionada con la realidad de ese período. Algo increíble de El Eternauta II es que hay un momento en que Juan Salvo tiene que salvar a lo que representa el pueblo, o a Elena y Martita, y las sacrifica a ellas”, reflexiona sobre la radicalización del guionista tanto en su vida personal como en su obra.


El Eternauta II fue lo último que publicó Oesterheld antes de ser desaparecido el 27 de abril de 1977; sus cuatro hijas sufrieron el mismo destino. Su esposa, Elsa Sánchez, fue integrante de las Abuelas de Plaza de Mayo.



  • Imagen destacada: Héctor Germán Oesterheld (Archivo de la Nación)

  • FUENTE: HUMANIDAD.COM.AR



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