Que Argentina está más cara para los locales y los extranjeros no es ninguna novedad: lo saben los textiles, que venden un 40% menos; los del gremio turístico, que ven menguar sus reservas máss de un 20%; las constructoras, que registran una caída del 50%, y hasta los supermercadistas, que ya hablan de números de catástrofe.

La 'malaria' se palpa especialmente en el conurbano bonaerense, donde el mes pasado una multinacional registró una caída de 35,47% en la recaudación frente a los números previstos. Durante una reunión mantenida recientemente, le recordaron al el ministro de Economía algunos numeros de terror: la empresa recaudó un 33,49% menos que lo esperado en alimentos frescos, un 17,29% por debajo en el segmento bazar, un 29,33% en electrodomésticos y un 14,94% en el área de textiles.

El Gobierno lo sabe y una Argentina cara es parte del proyecto. 'Por el programa que estamos implementando, el peso se va a fortalecer y Argentina se va a poner más cara en dólares', afirmaba no hace mucho Luis Caputo. Lo que ocurre es que ningún oficialismo gana elecciones en una Argentina cara con salarios baratos. Y eso cada vez le hace más ruido al ala política del Gobierno, que sabe que lo que pase en los próximos seis meses en materia económica será definitorio para las elecciones de medio término.

La situación actual del consumo es cada vez peor, especialmente para los sectores más bajos de Argentina, donde el 70% de los ingresos se destina para comprar alimentos. Una triste realidad que los pobres de Argentina (19 millones de personas, una de las cifras más altas en dos décadas) experimentan desde hace doce años.

A pesar de la caída de los ingresos, del ajuste más fuerte que se ha impulsado en dos décadas, de que este año está 'dentro de las tres etapas de salarios en dólares más bajos de los últimos treinta años junto con 2023 y el período posterior a la crisis de la convertibilidad (2002-2007), la aprobación del Gobierno continúa en un 40%, según el grueso de los encuestadores. 'En comparación con el período comprendido entre 2016 y 2019, los ingresos formales medidos en moneda dura son entre un 60% y un 35% inferiores', señaló la consultora PXQ que conduce Emanuel Álvarez Agis.

Pesos fuertes

'A partir del lunes no se van a imprimir más pesos en Argentina', sentenció Caputo y puso los pesos nuevamente en el terreno de la escasez. Y es que a partir de ayer el BCRA comenzó a vender contado con liqui (CCL) por todos los pesos que emite para comprar dólares. La medida apunta a reducir la cotización de los dólares financieros para achicar la brecha con el oficial, que ya supera el 60%. Pero también busca bajar el dolar blue, que ya superó los $1.400. 'A partir de ahora, la cantidad de dinero queda igual o se reduce (si el Banco Central vendió dólares en el MLC).

Es decir, si el BCRA compra dólares en el MLC, la emisión de pesos equivalente será esterilizada con la venta de dólares equivalentes en el mercado de contado con liquidación (CCL)', tuiteó el ministro. Y en el mercado ya saben no solo que lo dice Caputo es lo que va a hacer el BCRA (pisando la tan reclamada autarquía de la autoridad monetaria) sino también que podrían disminuir las reservas netas del Central, que ya son negativas por unos USD3.000 millones. De esta forma, Caputo compra dólares baratos al precio oficial y los vende caros en el CCL. Una intervención para forzar que el campo liquide los USD15.000 millones que tiene retenidos, endureciendo un peso que, de acuerdo con lo que dicen en el campo, tendría que estar más blando. Y lo que llevó a la ex presidenta Cristina Fernánez de Kirchner a publicar, también en la red X: 'Dígales la verdad de la milanesa: que va a utilizar las reservas del BCRA para intervenir en el mercado de dólares financieros porque la brecha con el dólar oficial se le está yendo a la... usted ya sabe. Y esto finalmente impacta en los precios'.