20/03/2024 - AUTOR: CARLOS BLASCO
LA REBELIÓN

El Resentimiento: Mucho se dice y escribe sobre el rol del “peronismo” en estos momentos acuciantes y desoladores que atraviesan a una gran parte del pueblo argentino. Evitando la peregrina discusión respecto a cuál peronismo nos referimos, considero indispensable abordar de manera el momento socio político que asola a nuestra patria. Sometidos al peor y más rancio discurso ultra liberal y reaccionario que “genera los condicionantes” para aceptar y resignarse, el establishment nos dice que solo el ajuste salvará al pueblo para lo cual es imprescindible atravesar grandes sufrimientos en simultáneo con la incertidumbre que ocasiona la imposibilidad de proyectar más allá de lo cotidiano agravada por la ya “esperable mala noticia del día”. LEER MÁS ....


Lo perverso del discurso y la práctica “no política” del decir lo que sea del modo que sea más la amenaza constante, tiene el efecto de escamotearle la mínima certeza al ciudadano de a pie, es decir lo sumerge en el más profundo desasosiego vulnerando así no sólo a quien o quienes generan los ingresos vitales sino impactando y destruyendo la ya problemática armonía del seno familiar. Nada es casual, todo premeditado.


Han generado la más vertiginosa pobreza y desolación social de la historia de nuestro país en el menor tiempo imaginable, y en modo simultáneo azuzan el temor represivo utilizándolo como el gran disciplinador social pronto para aplastar el mínimo intento de protesta social.    


Se asocia al peronismo al movimiento político social que le otorgó la dignidad al trabajador. Sin dudas lo hizo, a través del plexo de leyes y regulaciones que introdujo en el orden laboral.


Ahora bien, ¿cuál fue la base emocional que actuó como plataforma para impulsar la promulgación de estas leyes y la “aceptación” de los poderosos de estas reformas?


Surge la respuesta en cuanto a que fue la Secretaría de Trabajo y Previsión comandada por Perón, la que realizó la alquimia que transformó la resignación y bronca (fuerza emocional) contenidas durante décadas, en una nueva esperanza para el trabajador de mejores condiciones laborales y ampliación de derechos. Esa energía fue la que actuó para aglutinar a la masa obrera y luego instaurar su conducción al identificar un líder confiable y representativo de sus reivindicaciones y necesidades.


Desde esta perspectiva histórica surge lógico el reclamo al peronismo para que comience a funcionar restableciendo de modo urgente la reorganización social sustentada en la previsión armoniosa de todos los segmentos sociales. Aquello de que los días más felices fueron y serán peronistas.


Pero independientemente - no soslayable - de la falta de un líder con la autoridad imprescindible para ponerse al frente de esta épica, el trabajo de docilitar a la sociedad ejercido desde hace décadas por los centros colonizadores del ominoso poder económico, ha sido efectivo y letal para la reacción popular.


Estas circunstancias convergentes en el tiempo actual, posibilitan esta cuestión de dominación que parece imposible de revertir. Pero podemos recurrir al pensamiento hurgando en las características de la sociedad en el presente. Si bien acordamos que el peronismo fue el instrumento que le otorgó dignidad al trabajador, la pregunta es porqué en estos tiempos no surge la reacción impulsada por su “dirigencia”.


Una respuesta es que desde la dictadura, el peronismo ha ido perdiendo en la acción de sus autoproclamados representantes, lo que le dio la fuerza para realizar esas transformaciones, su voluntad transformadora con el centro en el trabajo y la organización (algún radical “republicano” lo definió como el “aluvión zoológico”, tener memoria de quienes son).


Este factor clave para que emerja la rebeldía social, es la moral noble. La desintegración de esta categoría tiene un primer efecto que es que lleva a la sociedad hacia la venganza imaginaria. Este quiebre moral, inhibe la natural rebelión desplazándola hacia la resignación, es decir no encuentra el estímulo en el “exterior” ya que por una parte el discurso sistemático multisectorial señalando la corrupción en todos los niveles del “sistema político” (ahora denominado intencionalmente “casta”) conjugado con las denuncias mediáticas y judiciales más los casos comprobados de su existencia, intensifican el desvalor de la “política” como único elemento para transformar en tono positivo las realidades sociales.



  • La peligrosa deriva hacia el precipicio de la violencia.


Los pensadores aún con sus recursos falibles, marcan un rumbo posible. La agudez de la interpretación certera de la época, alcanza el valor de la anticipación. Frecuentemente los tiempos signados por el autoritarismo producen intelectuales con la capacidad de analizar la trascendencia de sus efectos superando la simple crónica de los hechos.


Por caso en la Alemania surgida luego de la Primera Guerra Mundial, Nietzche predice que la falta de valores morales promovida por el régimen daría inicio a grandes confrontaciones mundiales. Si bien esos tiempos se caracterizaron por un exacerbado nacionalismo de modo muy contrario al cipayismo y entreguismo del régimen actual que actúa en la Argentina, el sistémico aniquilamiento de valores morales, la incertidumbre y el temor represor infundido desde el Estado, puede llevar a que el resentimiento devenido “venganza imaginaria”, pueda adquirir la forma de violencia social enfrentando lo que el hastío y precariedad social produce en las masas con las fuerzas estatales, más temprano que tarde.



  • Lo imprescindible


Algunos analistas destacan que la característica de outsider le otorga a Milei la gran ventaja de desconcertar a los máximos exponentes del sistema político actual ya que su sobreactuada disrupción y transgresión deja sin elementos políticos eficaces para contrarrestar sus efectos demoledores.


Por tanto, el movimiento más popular de la historia argentina deberá reestructurarse en torno a valores morales imprescindibles para que una sociedad tan desorientada como sus representantes, pero infinitamente más golpeada por el régimen, perciba que hay una alternativa humana capaz de sacarla de este laberinto.


La referencia al Movimiento Nacional Justicialista responde a que es el que mejor representa a la amplia base social en todas sus expresiones y estadíos, formales, informales y marginales, la cual en su masividad dispone de la fuerza natural y espiritual para protagonizar la rebelión contra el régimen gestor sumiso de los dictados foráneos que apuntan a la disolución social y del estado argentino soberano.


El liderazgo necesario para sintetizar la reacción en los diversos estamentos sociales e institucionales y dirigir la rebelión natural hacia una salida pacífica, pero no consensuada con el poder de turno, debe surgir de la dinámica social que discurra en las bases y que interpele a los grandes actores políticos, sindicales e institucionales sacudiendo su estupor para reconvertirlo en energía indispensable para oponerse y superar esta instancia destructora.


El daño ya producido al conjunto social y a la soberanía integral del país, llevará muchos años para repararla. Solo focalizar el análisis en la niñez y adolescencia víctimas de la desnutrición indispensable para poder potenciar en plenitud sus facultades naturales, da la pauta del complejo escenario social de los próximos años. No sólo la resolución tendrá que ser desde lo económico, el deber de todo argentino debe la restauración moral de una sociedad devastada en sus bases humanas y solidarias al borde de la disgregación y sin un proyecto colectivo.


Esa restauración deberá constituirse con los mismos valores que aquellos que desinteresadamente pusieron el interés común a los individuales, es decir a los fundadores de una Patria generosa que promueve en su fundamento constitucional la Unión Nacional, la Paz, el Orden, la Justicia, la Defensa del bien común, el Bienestar general y la Protección de la Libertad de todos sus habitantes.


Carlos Blasco


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