Una profecía silenciosa

Pocos lo saben, pero el 6 de abril de 1987, en San Nicolás de los Arroyos, provincia de Buenos Aires, la Santísima Virgen María, bajo la advocación de Nuestra Señora del Rosario, le reveló a la vidente Gladys Herminia Quiroga de Motta la futura llegada de un Papa argentino. En una de las apariciones marianas más reconocidas y veneradas por los fieles en nuestro país, la Virgen le dijo:

«Hija mía: Este día quedará marcado en la historia de tu país y en el corazón de los cristianos.

El Vicario de Cristo llega con su humildad, con su corazón cargado de bondad.

Su boca habla de Cristo, su corazón ama lo que ama Cristo y sus pies caminan las huellas de Cristo.

La Madre está junto a su hijo predilecto.

Gloria a Dios.»

Estas palabras, registradas más de dos décadas antes de su elección, cobran ahora un sentido aún más conmovedor para quienes vieron en Francisco no solo al primer Papa argentino, sino a un hijo predilecto de María.

El fallecimiento de Francisco abre un nuevo período de sede vacante y convocará en los próximos días al cónclave para elegir a su sucesor. Mientras tanto, millones de fieles en todo el mundo rinden homenaje a quien eligió llamarse Francisco en honor a san Francisco de Asís, símbolo de la pobreza, la paz y el amor por toda la creación.