El proceso comenzó en marzo, luego de que el Sumo Pontífice otorgara varias entrevistas a medios argentinos con motivo del décimo aniversario de su pontificado y anunciara que quería venir a la Argentina.
En sus entrevistas, el Papa contó que había proyectado una visita para fines de 2017 y que iba a ser similar a lo que había realizado Juan Pablo II en 1987, que incluyó a Chile y a Uruguay en su viaje, pero ese proyecto se frustró por las elecciones en el país trasandino, ya que los papas evitan ir a lugares con procesos electorales en curso.
Durante los últimos años Francisco fue aconsejado de no viajar a la Argentina para que no se lo ubicara de uno u otro lado de “la grieta” y que esto agudizara más los conflictos.
De todos modos, el papa argentino siempre deslizó definiciones que rozan la realidad político social local.
Las novedades acerca de su posible visita a Buenos Aires fueron publicadas por un matutino de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.