En Casa Rosada explican que la decisión responde a una fuerte licuación del poder adquisitivo, que calculan en alrededor del 60% desde que arrancó la gestión libertaria, y también a la dificultad para retener técnicos y profesionales frente a sueldos mucho más tentadores en el sector privado.

Desde el entorno presidencial se apuran a aclarar que el aumento no superará el que recibieron los empleados estatales a través de la paritaria nacional (SINEP). “No va a haber privilegios ni un esquema distinto para los funcionarios”, repiten en Balcarce 50.

Hasta ahora, los salarios brutos estaban congelados en $4 millones para el Presidente, $3,58 millones para los ministros y $2,8 millones para los subsecretarios. Números que quedan muy atrás si se los compara con el Poder Legislativo, donde un senador cobra hoy unos $9,5 millones.

En el Gobierno admiten que el congelamiento terminó siendo un problema práctico: armar equipos estratégicos se volvió cuesta arriba, porque muchos profesionales clave directamente rechazaban los cargos al ver la diferencia salarial con el sector privado.

El decreto fue trabajado en la mesa chica del Ejecutivo, integrada por Karina Milei, Luis Caputo, Federico Sturzenegger y el jefe de Gabinete, Manuel Adorni.

La decisión llega una vez pasado el calendario electoral de octubre y cumple con el compromiso que Milei había asumido con su gabinete: ordenar y normalizar los salarios a partir de enero de 2026.