Mas allá de la mayor precisión en la recolección de datos, lo gravitante son algunos cambios en la estructura del índice, donde, por ejemplo, vivienda y servicios cuya ponderación en el índice actual es de 9.44%, pasarían a 14.5%, transporte de 11% a 14.3% y comunicaciones de 2.83% a 5.2%, mientras alimentos y bebidas no alcohólicas caería de 26.96% a 22.7%, y salud de 8.03% a 6.4% (ya sé, coincido… con una población que envejece y la liberación de las prepagas, esto luce como un disparate).
… pero llegó noviembre y nada pasó; luego vino diciembre y ya nadie hablaba del tema; en enero, la niebla del olvido; febrero, marzo, abril, cuando el mandamás del Indec volvió a reiterar que la reforma estaba lista para ser implementada a la brevedad. Sin embargo: ¿Dónde está el nuevo índice?
El 22 de octubre el hijo de Roberto le pidió la renuncia (en buen castellano: “le dio una patada”) a Analía Calero, la Directora de Estadísticas y Precios a cargo de la elaboración del nuevo índice desde 2021 argumentando “cuestiones operativas y forma de trabajo”. ¿El pecado de Analia? tener el índice listo desde principios de aquel mes, con el beneplácito del FMI, junto a una actualización del índice de precios de la construcción y del de salarios. ¿Fue su “forma de trabajo”, trabajar bien?.
La realidad es que no es la primera vez que sucede algo así en el INDEC. A fines de enero de 2007 Graciela Bevacqua, a cargo del IPC desde 1992, fue “inducida” por el secretario de Comercio Guillermo Moreno a renunciar, tras negarse a modificar los datos de la inflación. Pero la historia no acaba aquí, ya que mientras se dedicó a la actividad privada, el oficialismo de entonces le inició una serie de causas judiciales -fue sobreseída en todas- buscando acallarla.
Dado su status de “heroína de las estadísticas”, entre las primeras medidas de Mauricio Macri en diciembre de 2015 estuvo su reincorporación al INDEC solo para ser desplazada al poco tiempo al negarse a “demorar la difusión de las estadísticas”
Volviendo al demorado futuro/nuevo índice, el “quid” tras la demora es que el cambio en los contrapesos implica, por una mera cuestión matemática, un salto en torno al 1% del IPC del mes en que ello suceda y agrega cerca de 16 puntos al 118% acumulado en 2024 -esto no lo veremos porque se informará hacia adelante, no desde 2018 como debería ocurrir-.
Claro que los escándalos con Marco en el INDEC no acaban aquí, a mediados del mes pasado se le abrió la puerta a Guillermo Manzano, a cargo de la dirección de Estadísticas de Condiciones de Vida, en castellano, el que mide la pobreza y el trabajo (sin reemplazante) y a Georgina Giglio, la encargada del IPC (la reemplaza María Josefina Rim; hoy es posiblemente quien más sabe de estadísticas en el Indec, ojalá le vaya bien).
Una semana más tarde, Marco Lavagna anunciaba -por tercera vez- que el nuevo algoritmo estaba listo. “Terminamos los trabajos en marzo pasado y estamos esperando poder implementarla”, “Internamente, tenemos la nueva canasta terminada; la analizamos y testeamos”, “No es cierto que queremos ocultar datos ni que el cambio altera drásticamente los resultados”, claro que por alguna razón han optado por no dar a conocer estos números.
Tarde o temprano al gobierno no le quedará más remedio que publicar el nuevo IPC, claro que cuanto más tarde mejor, así que están haciendo hasta lo imposible para demorar esta “puesta a punto”.
Como desliza el Director del Indec la causa de esa demora ha sido lisa y llanamente, la conveniencia política:
“Estamos en momentos que no son los más indicados para hacer estos cambios, que son muy sensibles, y estamos esperando el momento para hacerlos”, “Son índices que siempre generan muchos ruidos para un lado y para el otro”, por eso “hay que tener cuidado cuándo se hace”, “Si todo sale bien esperamos después de las elecciones poder implementar el cambio, estamos con una discusión técnica si conviene hacerlo justo después de las elecciones o conviene desde lo técnico, es lo mas indicado conviene empezar el año 2026 con el índice nuevo para tener los años bien comparables. Pero sí lo que tenemos que esperar es este proceso que termine”.
Alunas vez increíblemente prestigioso, capaz incluso de soportar la voluntad de los gobiernos dictatoriales, desde que Guillermo Moreno lo intervino, el INDEC es poco más que un títere del ministro de Economía de turno. Si algo de prestigio le queda es solo gracias a algunas de sus mujeres -y unos pocos hombres-, que han sabido enfrentar las presiones de todo tipo.