El 5 de diciembre, el Gobierno Nacional, a través de la Resolución 390/2025 publicada en el Boletín Oficial, acusó recibo de la situación. “Las condiciones meteorológicas actuales y proyectadas para la época estival resultan propicias para incrementar el riesgo de que se produzcan incendios forestales en la región patagónica y parte de la región centro del país, lo que requiere la adopción de medidas preventivas de carácter urgente”, dice el documento. Por ello, tomó la decisión de prohibir el uso del fuego en los parques nacionales Lanín, Nahuel Huapi, Los Arrayanes, Lago Puelo y Los Alerces hasta el 30 de abril de 2026.
Antecedentes alarmantes
Las imágenes que se vieron el verano pasado todavía perduran en la retina de todos. Un informe publicado por Greenpeace determinó que la superficie de Bosques Andino Patagónicos afectada por incendios forestales entre octubre de 2024 y marzo de 2025 fue de 31.722 hectáreas (aproximadamente una vez y media la superficie de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires).
La zona afectada por el fuego se cuadruplicó en comparación con la temporada anterior: fueron los peores incendios forestales de la región en las últimas tres décadas.
Manuel De Lucía es poblador y referente social de la Comarca Andina, especialmente de Mallín Ahogado y El Bolsón. El verano pasado padeció el fuego en carne propia. Desde el sur argentino, dialogó con El Auditor.info.
- ¿Qué recuerdos tenés de los incendios del verano pasado?
No se lo puede nombrar en tiempo pasado. Es como una constante desde aquel 30 de enero hasta hoy. Creo que, como comunidad, no hemos dejado de estar activos, solucionando y revisando el tema de los incendios; realmente ha sido una pesadilla. El ejercicio de recordar es algo nebuloso porque hay muchas emociones mezcladas: mucha impotencia, mucho sobresalto, mucho shock; y luego está la vorágine de tratar de reconstruir y de restablecer lo que había llevado décadas o generaciones tener en cada predio, chacra o paraje. Las familias que han tenido la desgracia de perderlo todo aún están reconstruyendo sus casas.
- ¿Qué dicen los pobladores en las charlas que suelen tener?
Todo el tiempo se vuelve a hablar del incendio. Cada vez que nos encontramos, charlamos. Hay días de desánimo en los que uno piensa para qué reconstruir, si puede volver a pasar. Son las pesadillas más realistas y frecuentes que tenemos. No todos estamos seguros de que esto terminó. Todo lo contrario: hay una sensación de que recién comienza. El bosque patagónico es enorme, inmenso y está altamente amenazado por este tipo de casos, incidentes, accidentes u otras intenciones.
- ¿Se sabe cómo se originaron los incendios de principios de 2025?
Hay una dejadez del Poder Judicial para investigar las causas. Casi todo está en foja cero; no ha habido avances sobre los últimos incendios. Hay una tensión constante con el tema de los tendidos eléctricos, que siguen siendo precarios y se introducen dentro de los bosques. Cada vez que hay un temporal de viento, se vuelve a activar la alarma y la necesidad de soterrar el cableado eléctrico. Como pobladores, nos seguimos preguntando si hay una carencia de diálogo y de búsqueda de soluciones entre la población y la institución. Ahí hay un quiebre entre lo que se pide y lo que se hace. No tenemos garantizado que este verano no pueda volver a pasar un desastre como fue el incendio del 30 de enero de este año.
El día después
La localidad de El Bolsón, ubicada en la provincia de Río Negro, es una de las que más sufre los incendios estivales. En el verano de 2025, la provincia sufrió la quema de 10.218 hectáreas, que todavía no fueron recuperadas.
Juan Carlos Martínez, jefe de Bomberos de El Bolsón, repasa, en diálogo con El Auditor.info, la situación actual. “Hay muchas zonas en las que se ha hecho bastante poco. La recuperación de eso lleva mucho tiempo, muchos años. Hay zonas que no se van a recuperar más, por lo cual la pérdida fue muy importante y no sé cuánto tiempo llevará una remediación', dice.
Prevención
Pensando en lo que viene, Martínez anticipa: “Estuvimos trabajando desde el incendio pasado en forma permanente. Hicimos una muy buena campaña de aportes para el cuartel y pudimos renovar unidades muy valiosas, forestales y equipamientos. Estamos preparados, con buen equipamiento y buena cantidad de bomberos voluntarios. Sabemos que tenemos un año muy difícil y muy complicado por delante que vamos a tener que sortear”.
Por su parte, desde el lado vecinal, De Lucía explica: “Se estuvo trabajando todo el año en poder reforzar lo que ya teníamos. Hoy, casi todas las familias que conviven con el bosque en la zona de interfaz, en la zona rural, cuentann con equipos de primer ataque, que son motobombas, mangas, lanzas y, sobre todo, capacitación”.


