El monóxido de carbono (CO) constituye una de las principales causas de muerte por envenenamiento para todas las edades. “El CO es un gas inodoro, incoloro, insípido, no irritante que se produce a partir de la combustión incompleta de gas natural u otros productos que contengan carbono. Estas características hacen que no sea percibido por los sentidos y que la persona expuesta no presente ninguna reacción de defensa, facilitando el proceso de intoxicación por inhalación”, señala un informe del ministerio de Salud.
Desde la empresa Metrogas confirmaron a BAE Negocios: “Según un relevamiento realizado por la empresa en su zona de distribución de gas, en lo que va del año se registraron 7 personas fallecidas por inhalación de monóxido de carbono y 56 casos de intoxicación, mientras que en el mismo período del año pasado se había registrado 1 solo fallecido y 38 intoxicados”.
Qué se puede hacer para prevenir esto, revisar los artefactos a gas al menos una vez al año por un gasista matriculado. Observar la llama, siempre debe ser azul, si es anaranjada o amarilla, puede haber un problema. Hay que conocer los síntomas que son: dolor de cabeza, mareos, somnolencia, debilidad, cansancio, náuseas, vómitos, pérdida de conocimiento, convulsiones, palpitaciones, dolor de pecho o paro cardiorespiratorio. Pero como no hay un olor puntual, a veces los síntomas se detectan cuando ya es tarde para salvar una vida.
“Se aconseja la instalación solo de artefactos de tiro balanceado o cámara cerrada en baños y dormitorios. Asegurar la ventilación permanente: no tapar las rejillas y verificar que estén en buen estado”, explican desde Metrogas. No es aconsejable dormir con estufas de gas encendidas. Si algo funciona mal, hay que apagarlo de inmediato y contactar a un profesional habilitado.
Cómo prevenir muertes por intoxicación con monóxido de carbono
Los detectores de monóxido de carbono son dispositivos electrónicos diseñados para identificar la presencia de este gas tóxico en el aire y mediante una alarma sonora o de luces alertan antes de que las concentraciones alcancen niveles peligrosos para la salud. El monóxido es llamado el “asesino silencioso” porque es inodoro, incoloro e insípido. Estos dispositivos funcionan mediante sensores incorporados que monitorean constantemente el aire para detectar concentraciones por encima de los límites seguros. Los sensores más habituales son electroquímicos, ópticos o de semiconductores, que reaccionan químicamente ante la presencia del gas, desencadenando de inmediato el sistema de alertas. No cortan el gas, sólo alertan.
Antes era más fácil comprar uno porque las empresas como Metrogas los vendían, pero ya no. En la búsqueda online hay una variedad increíble que arranca en los $30.000 y termina en los $650.000. Los detectores independientes o autónomos funcionan de manera aislada y utilizan pilas AA, son de fácil instalación y recomendados por su bajo costo. Hay otros conectados a sistemas de alarmas del hogar y permiten monitoreo remoto, ideal para quienes buscan protección avanzada y control desde el celular. Existen los combinados que advierten si hay gas y humo, otros que muestranen un display la concentración de gas y temperatura del ambiente.
Los valores de los detectores de monóxido arrancan en los $30.000, los más vendidos rondan los $45.000, cubren sólo un ambiente. Los detectores combinados promedian los $85.000. Si están integrados a una alarma promedian los $200.000. Hay para todos los gustos, los más caros superan los $650.000.
Lo que hay que tener en claro es que estos detectores de monóxido no cortan el gas, sólo dan el aviso. Aquí es donde surge la inquietud de por qué no es obligatorio el uso de dispositivo de prevención que detecten los índices de monóxido pero con llave de corte.
El doctor Miguel Ponce, es investigador del Conicet y está doctorado en Ciencias de los materiales y se especializa en sensores de gases tóxicos, además de ser profesor de Mar del Plata. En el año 2000, su tesis doctoral fue sobre este dispositivo sensor que deberían llevar los aparatos de gas que permite no sólo alertar sobre el peligro del monóxido, sino que corta el gas. Ponce tiene 5 patentes para prevención de accidentes por monóxido y participa en varios proyectos en el exterior. Pese a que descubrió cómo poder frenar tantas intoxicaciones y muertes en el año 2000, recién en el 2007 se solicitó la patente y en el 2012, la patente fue del Conicet. Ni Enargas implemento las normativas, ni las empresas que fabrican artefactos de gas quisieron adecuar la tecnología para que todos los argentinos podamos comprar equipos seguros. “El detector con corte de gas lo inventamos en Argentina, tardamos 12 años en patentarlo en el país y como Conicet no hizo la protección internacional, Argentina perdió la potestad de la patente a nivel mundial. Esa patente se copió en el mundo y hoy se utiliza en artefactos de Chile, Japón y Estados Unidos y no es obligatorio en Argentina para poder salvar vidas. La falta de recursos del Conicet hizo que no se pudiera avanzar, desde que creamos el dispositivo murieron 5000 personas. Hubo hasta proyectos en Diputados que no avanzaron”, explicó Ponce, quien ya casi vencido, pese a tener su laboratorio en Tandil, se fue a vivir a Brasil, allí desarrolla modificaciones y lo patentará en España, la única forma de avanzar con algo que en Argentina parece no importar.
Lo más fácil para todos es que cada artefacto de gas tenga un corte inmediato. Ante la negativa de modificar los artefactos, Ponce propuso una alternativa “se puede tener un sensor que comunique el puerto con la termocupla. Pero es necesario hacer algo para evitar más muertes”.
Mientras tanto, se venden detectores de monóxidos como medias en el Once. Su precio se ha triplicado en los últimos meses y con cada episodio que tiene impacto en los medios los precios vuelven a subir.
“Hay que tener cuidado, desde el mercado chino entra cualquier cosa en containaers y no se sabe bien cómo funcionan. Debe estar homologada Normativa Argentina de Gas NAG2024 y 206. Enargas debería ser el encargado de controlar todo, el Conicet tiene la capacidad de homologar. En Tandil, tenemos un laboratorio que depende del Conicet, homologado por Enargas que podría ayudar para controlar los equipos que entran de afuera”, señaló el doctor Ponce.
Todos los años crecen los intoxicados y las víctimas, nada se hizo para solucionar el tema. Pasaron cuatro presidentes y ninguno se ocupó del tema, nada indica que el presidente actual se decida a terminar con las muertes e intoxicaciones, al contrario. La falta de inversión y de políticas públicas que le den al Conicet el lugar privilegiado que supo tener muestran que el invento argentino seguirá encajonado.
“Lo increíble es que cuando compras un auto, tenes la obligación de hacer la Verificación Técnica Vehicular VTV , y todos los años te controlan que los gases de combustión no perjudiquen el medio ambiente. En tu casa, en vez de que los fabricantes de artefactos de gas se responsabilicen, ni al Enargas le importa. En tu casa, donde vivís, queda librada al azar el control de gases tóxicos”. Sólo un diputado, Eduardo “Bali” Bucca presentó proyectos que se trataron en Diputados, luego perdieron estado parlamentario.
Familiares de víctimas fallecidas por intoxicaciones de mónoxido también piden al Estado que haga una normativa que permita implementar detectores con corte de gas en todos los artefactos.