Según reporta El1Digital, Pinto explicó que muchas familias optan por elaborar pan en sus hogares para ahorrar dinero y poder destinarlo a productos básicos como carne o leche.

Uno de los principales problemas que enfrenta el sector es el aumento desmedido de los insumos, que han subido por encima de la inflación oficial. El precio de una bolsa de 25 kilos de harina pasó de $3.500 a $15.000, la levadura de marca reconocida trepó de $700 a $2.500 por kilo, y la grasa aumentó de $18.000 a $28.000.

A esto se suma el impacto de las subas en las tarifas de servicios esenciales como luz y gas, que encarecen los costos de producción. Pinto también advirtió que en el último año se clausuraron más de 200 panaderías en la provincia de Buenos Aires, lo que implicó la pérdida de más de mil empleos.

La amenaza de la informalidad

Por su parte, Emilio Majori, presidente del Centro de Industriales Panaderos de La Matanza, alertó sobre el crecimiento acelerado del trabajo informal en el sector. Según explicó, muchas panaderías que cerraron continúan operando en la clandestinidad, sin controles ni regulaciones.

Producción casera

Además, remarcó que cada vez más personas producen pan en sus casas, a un costo mucho menor, lo que genera una competencia desleal y profundiza la crisis del rubro. En este contexto, el Día del Panadero llega en un momento especialmente complejo para quienes integran esta histórica actividad.