“Mientras el enemigo amenace nuestra existencia y la paz de nuestro país, seguiremos luchando. Mientras nuestros rehenes estén en Gaza, seguiremos luchando. No renunciaremos a ninguno de ellos. Yo no me rendiré. Mientras nuestros ciudadanos no regresen sanos y salvos a sus hogares, seguiremos luchando”, sostuvo el primer ministro en un mensaje grabado emitido en el aniversario del atentado.


"Oímos el mismo mensaje una y otra vez: la campaña no debe detenerse prematuramente”, afirmó Netanyahu.


Señaló que el 7 de octubre “simbolizará para las generaciones el precio del renacimiento, expresará para las generaciones la grandeza de la determinación y la fuerza del espíritu” del pueblo israelí.


"Nos mantuvimos unidos por la defensa de nuestro país, por la defensa de nuestra patria. Hemos movilizado un enorme poder espiritual. Hemos definido los objetivos de la guerra y los estamos alcanzando: derrocar el gobierno de Hamas; traer a todos nuestros rehenes a casa, tanto vivos como muertos, es una misión sagrada que no abandonaremos hasta conseguirla; frustrar cualquier amenaza futura de Gaza a Israel; y devolver a los residentes del sur y del norte sanos y salvos a sus hogares”, remarcó el primer ministro.


Y expresó: “(Tras ganar) no sólo por nuestro bien, sino por el bien de las generaciones futuras y por el bien de toda la humanidad, reconstruiremos las regiones resurgidas a una escala mucho mayor. Aferrándonos a la raíz rebrotará el árbol de la vida”.


El ataque del 7 de octubre dejó 1.205 muertos en Israel, en su mayoría civiles, según cifras oficiales israelíes, mientras que se calcula que un centenar de personas sigue de rehén en Gaza.


Desde el inicio de la guerra, unas 40.000 personas murieron en Gaza, mientras que más de casi 100.000 resultaron heridas y 2,4 millones de habitantes fueron desplazados de sus hogares, de acuerdo a cifras avaladas por Naciones Unidas.