La consigna de cuidar vidas estuvo perfecta y aún mantiene una elevada aprobación de la población. Por el otro lado la batalla no menos preocupante es la “la economía”, que lleva 30 meses de recesión, viene de cuatro años de ajuste y acumula casi una década de caída libre y bajo crecimiento. Otras disrupciones sociales como tener niñas y niños que pasan hambre en Argentina, o asustarnos cuando leemos que 6 de cada 10 chicos vive en un hogar pobre, según la UCA, la baja del empleo, la preocupante deuda con bonistas, un déficit fiscal por las nubes, todo tratando de morigerarlo con un sistema de compensaciones, muchas de las cuales surgen a través de la Anses, con paliativos más urgentes para los de ingresos más bajos y otras como la ayuda a empresas con empresarios, algunos, no todos, muy mezquinos que por lo general no aceptan dar ni un paso atrás.
La pandemia debe enseñarnos que el país de los alimentos y las oportunidades debe cambiar inexorablemente. Una mirada más grande que lo individual, un proyecto nacional que involucre a todos los argentinos, alimentación, hábitat, educación, salud, ingresos, trabajo, pero de ninguna manera insistir con lo que éramos antes de la pandemia. La pos pandemia debe cobijar a todos los argentinos: Es decir cambio total de un estado de cosas. Como colorario Hacemos acopio del viejo poema gauchesco: “O la frazada nos cobija a todos o es para todos el invierno”