El costo a pagar por bajar la inflación es muy alto. El ajuste a base de motosierra y licuadora está provocando una depresión de la actividad económica que no tiene perspectivas cercanas de recuperación en “V” como promete el gobierno.

Testigo de esto es el trágico desplome de la industria manufacturera, que a nivel general se contrajo un 21,2% interanual, pero además registró caídas en todos los sectores.

Otra de las claves para el programa económico de Caputo fue licuar las jubilaciones. Los haberes de este sector demográfico sufrieron una pérdida de casi 40% frente a la inflación en el primer cuatrimestre del año. Esto significó un ahorro para las cuentas públicas.

Con todas las letras podemos decir 'padecimiento de la población'.

Los tarifazos de la energía eléctrica fueron otro factor de ajuste, aunque estos terminaron afectando fuertemente el poder adquisitivo. Un estudio de la universidad UADE reveló que el valor de la energía es el más alto de los últimos 30 años y representa un 21% de la Canasta Básica Total.

Para que no siga empujando la inflación, Caputo decidió postergar los demás aumentos de tarifas. De todas formas, el IPC de junio se verá afectado por el incremento del transporte público: este mes suben los peajes, los trenes y el subte.

Son tantos los aspectos en los que les trabajadores están siendo perjudicados que el paro nacional convocado por la CGT (Confederación General del Trabajo) tuvo una gran contundencia. 

La manifestación de la unidad de les trabajadores dejó postales de una Ciudad de Buenos Aires casi vacía, en parte gracias a la adhesión de los gremios del transporte público.

A cinco meses de la asunción del gobierno libertario, la sociedad argentina percibe la anhelada desaceleración de la inflación, pero bueno es explicarlo que esta llega nublada por la pérdida del poder adquisitivo del salario y la incertidumbre por la recuperación económica de los sectores más débiles y clase media.